Para vuestra Información y Referencia
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Nota: Las fechas de los artículos corresponden a las fechas de publicación de los originales en Inglés en For Your Information and Reference, que no necesariamente coincide con la fecha en que el artículo ha sido traducido y publicado en Castellano en esta página.
Sobre anulación matrimonial y la participación en la
Eucaristía
DE NUESTROS ARCHIVOS: 28 de Agosto de 2006
De SB @ US
Soy relativamente nuevo en su página web. Aunque he mantenido correspondencia con ustedes en
varias ocasiones, no esperaba una respuesta a mi última carta. Fue más bien un grito en la
noche. En respuesta a su carta, permítame darle
mi más humilde
agradecimiento. No puedo imaginar la carga de trabajo que tiene, y el tiempo que me
dedique, por poco que sea, será una bendición. He aquí los hechos:
[Lo siguiente lo publicamos con el permiso explícito del
remitente. Hemos hecho pequeños cambios para evitar su identificación.]
Tengo unos cincuenta años.
Nací y crecí en la Iglesia Católica Romana.
A medida que crecía, me dijeron que el sacerdocio sería mi vocación, y durante algún tiempo creí que así sería.
Cuando me hice mayor, y como todos los jóvenes, me creí más sabio, me alejé de la Iglesia.
A los 21 años me casé, fuera de la Iglesia, con una mujer que ya estaba casada. Esto iba muy en contra de los deseos de mi familia, y creo que fue la razón por la que lo hice.
Al cabo de seis meses, el matrimonio fue anulado por un tribunal civil.
Continué soltero hasta 1984, cuando tenía treinta y pocos años.
Había llevado una vida particularmente pecaminosa y adúltera. El alcohol y las drogas eran constantes.
Conocí a una joven y deseé volver a casarme.
Me dijo que estaba divorciada y que era católica.
Acordamos casarnos por la Iglesia católica.
A ambos se nos concedió la anulación de nuestros anteriores matrimonios con no católicos.
Nos casamos en la iglesia católica de San [omitido] en [omitida la ciudad].
Debo mencionar en este momento que no hubo aconsejamiento pre-matrimonial. Esto fue a petición nuestra ya que, por alguna razón, teníamos prisa por casarnos.
Debo mencionar en este momento que mi esposa, en ese momento nunca había sido confirmada.
Había mucho estrés en nuestro matrimonio.
Dejé de beber y de consumir marihuana. No quería que mis hijos crecieran en un hogar alcohólico como el mío.
Mi mujer me dijo que estaba embarazada y que no sabía quién era el padre.
Nos separamos.
No puedo y no pretendo ser un santo en este asunto, hubo adulterio por ambas partes.
Volví con ella, y pensé que podría criar a una niña aunque, tras su nacimiento descubriésemos que no era mía.
Recibí a la niña como una hija cuando nació, y después de descubrir que no era mía, continué en el matrimonio.
Mi mujer era consciente de lo infeliz que yo era. Se volvió a quedar embarazada unos 2 años después.
Quise echar el cerrojo al matrimonio pero me quedé.
Esta vez la hija que nos había nacido era mía.
Cuando la tuve en brazos por primera vez, le prometí que siempre la mantendría a salvo.
Me quedé para proteger a las niñas de un estilo de vida que mi mujer llevaba y que yo consideraba peligroso para ellas.
Mi mujer pidió el divorcio.
Después de mucho dolor y amargura, me quedé con la custodia de nuestra hija, una bebé de pocos meses.
Crié a “María” yo solo durante tres años. No salí con ninguna mujer. Apenas vio a su madre biológica, ya que no era seguro. Más tarde, me enteré de que la primera niña fue violada por el novio de la madre antes de llegar a la adolescencia, y de los otros niños que nacieron (más de cuatro), uno murió a las pocas semanas debido a su adicción.
No digo esto para condenar. Creo que eso ya lo he superado. Lo digo sólo para explicar por qué tuve que mantener a “María” a salvo.
Conocí a una mujer cuando mi hija tenía 3 años. Ella estaba en proceso de divorcio.
Mi hija se enamoró de ella, al igual que yo. Es la única madre de verdad que mi hija, a la que ahora llamaré nuestra hija, ha conocido. Nuestra hija está ahora en la adolescencia, es una estudiante de honor y ha recibido muchos premios a la ciudadanía en su escuela. Yo no habría logrado esto sin esta mujer a mi lado.
Nos casamos fuera de la Iglesia. Ella se crió como baptista. Quiero volver a los Sacramentos.
Tal vez sea testarudo, pero no he pedido la anulación a la Iglesia, porque me resulta difícil conciliar el hecho de que hombres que abusan de niños pequeños puedan no sólo celebrar la Eucaristía, sino prohibirme recibirla.
Puede que mi orgullo sea mi perdición.
He investigado otras iglesias.
Como ya sabéis por una carta anterior, he empezado a asistir a una Iglesia Católica Independiente. Su Sucesión Apostólica es a través de los Obispos de Utrecht de la “Antigua Iglesia Católica”, cuyos Sacramentos son considerados válidos por Roma, aunque ilícitos si me son dados a mí.
Y aquí estoy. No quiero política, ni enfrentamientos cuando la opinión de un hombre se opone a la de otro. Quiero conocer a mi Señor, quiero recibirlo. Quiero llevar a mi hija a la fe. Solíamos asistir a misa en una iglesia católica local, pero ella se preguntaba por qué yo no podía comulgar.
Yo no tenía una respuesta y temo que, aunque ella conozca a Jesucristo como su Salvador, tendré que responder también por su alma.
Sepa que su carta ha sido un gran consuelo para mí. Le recordaré siempre en mis oraciones y espero su respuesta cuando el tiempo se lo permita.
Me doy cuenta de que ya no quiero simplemente una iglesia. Quiero conocer a mi Señor y Salvador Jesucristo.
Necesito el sentido de comunidad que podría haber encontrado en las catacumbas, pero sobre todo necesito conocerlo a ÉL.
Que Dios le bendiga y le guarde
SB
Nací y crecí en la Iglesia Católica Romana.
A medida que crecía, me dijeron que el sacerdocio sería mi vocación, y durante algún tiempo creí que así sería.
Cuando me hice mayor, y como todos los jóvenes, me creí más sabio, me alejé de la Iglesia.
A los 21 años me casé, fuera de la Iglesia, con una mujer que ya estaba casada. Esto iba muy en contra de los deseos de mi familia, y creo que fue la razón por la que lo hice.
Al cabo de seis meses, el matrimonio fue anulado por un tribunal civil.
Continué soltero hasta 1984, cuando tenía treinta y pocos años.
Había llevado una vida particularmente pecaminosa y adúltera. El alcohol y las drogas eran constantes.
Conocí a una joven y deseé volver a casarme.
Me dijo que estaba divorciada y que era católica.
Acordamos casarnos por la Iglesia católica.
A ambos se nos concedió la anulación de nuestros anteriores matrimonios con no católicos.
Nos casamos en la iglesia católica de San [omitido] en [omitida la ciudad].
Debo mencionar en este momento que no hubo aconsejamiento pre-matrimonial. Esto fue a petición nuestra ya que, por alguna razón, teníamos prisa por casarnos.
Debo mencionar en este momento que mi esposa, en ese momento nunca había sido confirmada.
Había mucho estrés en nuestro matrimonio.
Dejé de beber y de consumir marihuana. No quería que mis hijos crecieran en un hogar alcohólico como el mío.
Mi mujer me dijo que estaba embarazada y que no sabía quién era el padre.
Nos separamos.
No puedo y no pretendo ser un santo en este asunto, hubo adulterio por ambas partes.
Volví con ella, y pensé que podría criar a una niña aunque, tras su nacimiento descubriésemos que no era mía.
Recibí a la niña como una hija cuando nació, y después de descubrir que no era mía, continué en el matrimonio.
Mi mujer era consciente de lo infeliz que yo era. Se volvió a quedar embarazada unos 2 años después.
Quise echar el cerrojo al matrimonio pero me quedé.
Esta vez la hija que nos había nacido era mía.
Cuando la tuve en brazos por primera vez, le prometí que siempre la mantendría a salvo.
Me quedé para proteger a las niñas de un estilo de vida que mi mujer llevaba y que yo consideraba peligroso para ellas.
Mi mujer pidió el divorcio.
Después de mucho dolor y amargura, me quedé con la custodia de nuestra hija, una bebé de pocos meses.
Crié a “María” yo solo durante tres años. No salí con ninguna mujer. Apenas vio a su madre biológica, ya que no era seguro. Más tarde, me enteré de que la primera niña fue violada por el novio de la madre antes de llegar a la adolescencia, y de los otros niños que nacieron (más de cuatro), uno murió a las pocas semanas debido a su adicción.
No digo esto para condenar. Creo que eso ya lo he superado. Lo digo sólo para explicar por qué tuve que mantener a “María” a salvo.
Conocí a una mujer cuando mi hija tenía 3 años. Ella estaba en proceso de divorcio.
Mi hija se enamoró de ella, al igual que yo. Es la única madre de verdad que mi hija, a la que ahora llamaré nuestra hija, ha conocido. Nuestra hija está ahora en la adolescencia, es una estudiante de honor y ha recibido muchos premios a la ciudadanía en su escuela. Yo no habría logrado esto sin esta mujer a mi lado.
Nos casamos fuera de la Iglesia. Ella se crió como baptista. Quiero volver a los Sacramentos.
Tal vez sea testarudo, pero no he pedido la anulación a la Iglesia, porque me resulta difícil conciliar el hecho de que hombres que abusan de niños pequeños puedan no sólo celebrar la Eucaristía, sino prohibirme recibirla.
Puede que mi orgullo sea mi perdición.
He investigado otras iglesias.
Como ya sabéis por una carta anterior, he empezado a asistir a una Iglesia Católica Independiente. Su Sucesión Apostólica es a través de los Obispos de Utrecht de la “Antigua Iglesia Católica”, cuyos Sacramentos son considerados válidos por Roma, aunque ilícitos si me son dados a mí.
Y aquí estoy. No quiero política, ni enfrentamientos cuando la opinión de un hombre se opone a la de otro. Quiero conocer a mi Señor, quiero recibirlo. Quiero llevar a mi hija a la fe. Solíamos asistir a misa en una iglesia católica local, pero ella se preguntaba por qué yo no podía comulgar.
Yo no tenía una respuesta y temo que, aunque ella conozca a Jesucristo como su Salvador, tendré que responder también por su alma.
Sepa que su carta ha sido un gran consuelo para mí. Le recordaré siempre en mis oraciones y espero su respuesta cuando el tiempo se lo permita.
Me doy cuenta de que ya no quiero simplemente una iglesia. Quiero conocer a mi Señor y Salvador Jesucristo.
Necesito el sentido de comunidad que podría haber encontrado en las catacumbas, pero sobre todo necesito conocerlo a ÉL.
Que Dios le bendiga y le guarde
SB
Respuesta.
Gracias por la oportunidad de dar testimonio del amor y la compasión de nuestro Señor Jesucristo, que vino por usted, por mí y por todos los pecadores.
Hemos revisado cuidadosamente su situación y reconocemos plenamente que su corazón está donde debe estar... y sabemos que un corazón contrito Dios nunca lo despreciará.
Mi sacrificio, oh Dios, es el espíritu compungido; Tú no
despreciaras, Señor, un corazón contrito [y humillado]. [Salmo 50:19]
Yahvé está junto a los que tienen el corazón atribulado y salva a los de espíritu compungido. [Salmo 33:19]
El Espíritu del Señor, Yahvé, está sobre mí porque Yahvé me ha ungido, y me ha enviado para evangelizar a los humildes; para vendar a los de corazón quebrantado, para anunciar la libertad a los cautivos y la liberación a los encarcelados; [Isaías 61:1]
El Espíritu del Señor está sobre Mí, porque Él me ungió; Él me envió a dar la Buena Nueva a los pobres, a anunciar a los cautivos la liberación, [Lucas 4:18]
Yahvé está junto a los que tienen el corazón atribulado y salva a los de espíritu compungido. [Salmo 33:19]
El Espíritu del Señor, Yahvé, está sobre mí porque Yahvé me ha ungido, y me ha enviado para evangelizar a los humildes; para vendar a los de corazón quebrantado, para anunciar la libertad a los cautivos y la liberación a los encarcelados; [Isaías 61:1]
El Espíritu del Señor está sobre Mí, porque Él me ungió; Él me envió a dar la Buena Nueva a los pobres, a anunciar a los cautivos la liberación, [Lucas 4:18]
Es obvio, por la saga de tu vida, que, incluso cuando te casaste por la Iglesia Católica, no fue un Sacramento válido. Aunque fuese tan solo porque no hubo consejería pre-matrimonial a petición tuya, eso debería haber sido razón suficiente para que el sacerdote no te casara. En cualquier caso, si tu esposa no fue confirmada en la fe, todo el evento no fue más que una farsa autorizada por la Iglesia, como tantas otras.
Sin embargo, entendemos perfectamente cómo la Iglesia Católica Romana está más interesada en proteger su autoridad que en la salvación de las almas y, por lo tanto, nunca admitirán haber hecho nada malo y la anulación no sería concedida. [¿Qué se puede esperar cuando oficialmente el abuso sexual de niños es considerado un “Pecado Contra las Costumbres”?].
Debido a los tiempos que estamos viviendo y el estado de la Iglesia Católica Romana, diríamos — ve a Misa en otras parroquias y participa de los Sacramentos – Reconciliación y Comunión — sin embargo, eso causaría escándalo a tu hija (ya que es demasiado joven para entender toda esta teo-lógica) y eso sería un pecado grave.
Lo que te sugerimos es que busques una iglesia ortodoxa (griega, rusa, de Antioquía o cualquier otro patriarcado católico muy legítimo no asociado con el Vaticano, pero ciertamente asociado con Dios), presentes su caso al sacerdote y no vemos ninguna razón por la que no te acogerían a ti y a tu familia con los brazos abiertos de Cristo.
La Liturgia de la Iglesia Ortodoxa está “más allá de la tan alabada Misa Tridentina”. Utilizan el Rito Bizantino que hace que la Misa Tridentina parezca tan breve como un Ave María en comparación. Lo que estamos enfatizando con este ejemplo es que entrarás en un ambiente sacramental verdaderamente pleno. No, no son perfectos, pero son muy superiores a lo que Roma podría ofrecer ahora y en el futuro.
Visita nuestra página sobre la Fe Ortodoxa – aprende más sobre ella y recorre los Enlaces – todo mientras pones tu búsqueda – y los resultados – en las Manos del Espíritu Santo de Dios.
Manténnos informados sobre el progreso – ¡nos importa mucho!
¡Muchas bendiciones para los tres!
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¿Por qué tienen que sufrir tanto los que sobrevivan a lo
que vendrá justo antes de la Segunda Venida de Jesucristo?
DE NUESTROS ARCHIVOS: 30 de Diciembre de 2006
¿Se ha preguntado usted alguna vez... por qué tienen que sufrir tanto los que sobrevivan a lo que vendrá justo antes de la Segunda Venida de Jesucristo?
Antes de que ver a Dios cara a cara —manifestado como tal en la Segunda Venida— nuestras almas deben ser puras, con la misma pureza ganada por las almas en el Purgatorio. Por lo tanto, lo que debemos soportar antes de Su Aparición es literalmente un período de purgación —o Purgatorio— sin que el cuerpo haya muerto.
Documentos relacionados
¿Cuántos sobrevivirán a la Tribulación? (en Inglés)
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¿Qué quiso decir el evangelista Juan cuando escribió
“Quien permanece en Él no peca”?
DE NUESTROS ARCHIVOS: 18 de Enero de 2008
¿Se ha preguntado alguna vez qué quiso decir exactamente el evangelista Juan cuando escribió lo siguiente en 1Juan 3:
6 Quien permanece en Él no peca; quien peca no
le ha visto ni conocido. 7 Hijitos, que nadie os engañe; el que obra la justicia es justo según
es justo Él. 8 Quien comete pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para
esto se manifestó el Hijo de Dios: para destruir las obras del diablo. 9 Todo el que ha nacido de
Dios no peca, porque en él permanece la simiente
de Aquél y no es capaz de pecar por cuanto es nacido de Dios. 10 En esto se manifiestan los hijos
de Dios y los hijos del diablo: cualquiera que no obra justicia no es de Dios, y tampoco aquel que
no ama a su hermano.
Si tomamos lo anterior al pie de la letra, nadie, excepto María, es de Dios: “8 Quien comete pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio.” —y— “9 Todo el que ha nacido de Dios no peca, porque en él permanece la simiente de Aquél y no es capaz de pecar por cuanto es nacido de Dios. 10 En esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo.”
No sólo una “lectura casual” de lo anterior proveerá subconscientemente el mensaje de que las Sagradas Escrituras están llenas de errores, sino que también, sin duda, dio lugar a la herejía del Catarismo (1), es decir, que Dios crea a la gente buena y satanás crea a la gente mala – elevando así a satanás a un “nivel de creador”.
Resulta que Juan está hablando de un pecado en particular. En mejores traducciones de esta Epístola eso se puede entender claramente. De hecho, sin necesidad de recurrir a la tradicional distinción católica entre pecados mortales y veniales, hay algunos pecados que sólo podrían ser cometidos por alguien que está poseído por el espíritu de satanás – son tan horribles que incluso el peor pecador, que puede, sin embargo, ser de Dios y está destinado al Cielo, no podría cometer.
Una vez mas, está demostrado que las Sagradas Escrituras son correctas y cualquier error puede ser rastreado hasta los copistas o traductores.
Documento relacionado
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Por qué nuestra colaboración para el perdón de los
pecados no hace incompleto el Sacrificio de Jesús
Por qué las obras de piedad
no son inútiles
Parte 2
Introducción
En la primera parte de esta serie, vimos que hay al menos una obra de piedad que contribuye al perdón de los pecados: el rezo del Padrenuestro. En coherencia con ello, podemos recordar también esta recomendación de San Pedro:
También vosotros, cual piedras vivas, edificaos (sobre Él)
como casa espiritual para un sacerdocio santo, a fin de ofrecer
sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo. [1 Pedro
2:5]
La oración del Padre Nuestro y esta cita de San Pedro demuestran que las obras de piedad están respaldadas por las Escrituras y no son un invento de una Iglesia adulterada – aunque, de hecho, la Iglesia empezó a corromperse desde Constantino (1). Lo que sí fue un invento de una Iglesia adulterada (2) fueron las falsas obras de piedad, es decir, obras con apariencia de piedad (3) pero vaciadas de contenido espiritual.
Todavía cabe preguntarse: Si las buenas obras (incluidas las obras de piedad o cualquier tipo de cooperación voluntaria activa con Dios) contribuyen al perdón de los pecados, ¿no significa que el Sacrificio de Jesús en la Cruz no fue Perfecto porque “faltaba algo”? ¿No significa que Su Sacrificio fue ineficaz para perdonar todos nuestros pecados?
¡Por supuesto que no! ¡Su Sacrificio fue perfecto! Pero... ¿Cómo es posible, “necesitando” (!?) nuestra cooperación voluntaria?
Ahora daremos una respuesta directa a esta pregunta aparentemente problemática.
Detalles
El Sacrificio de Jesús en la Cruz es una oportunidad. Como acto que abre esa oportunidad, está acabado, es completo, es perfecto. Como acto que reúne todos los méritos necesarios (que son sólo Divinos) para cumplir su propósito, es un acto acabado, completo y perfecto. Ciertamente es un acto acabado, completo y perfecto porque ha cumplido perfectamente su propósito: abrir una oportunidad, que será aceptada por unos y no por otros. ¡Es así de simple!
Si hay requisitos que Dios desea que uno cumpla para conceder la recompensa derivada de esa oportunidad, esto no niega la perfección del Sacrificio de Jesús – esto confirma su perfección. Si parte de esos requisitos significa, específicamente, realizar obras [Mateo 25:35-36 y Lucas 13:9], esto tampoco niega la perfección del Sacrificio de Jesús – esto sigue confirmando su perfección. Sin requisitos que debamos cumplir, no sería una oportunidad, sería una salvación automática.
Una obra es perfecta en la medida en que cumple su propósito. El Sacrificio de Jesús no cumple el propósito de decorar las ventanas de mi casa, pero no por ello deja de ser perfecto, porque ese no es su propósito. De la misma manera, el Sacrificio de Jesús no cumple el propósito de conceder automáticamente el perdón de los pecados a todos los seres humanos, pero no por ello deja de ser perfecto, porque ese no es su propósito. Su propósito es dar una oportunidad.
Por tanto, quienes predican que “ninguna acción u obra por nuestra parte añadirá nada para el perdón de nuestros pecados”, basándose en el argumento de que “el Sacrificio de Jesús es perfecto” (y ciertamente lo es), están totalmente equivocados. El Sacrificio de Jesús es perfecto precisamente porque —para cumplir su función de oportunidad abierta— debe haber un requisito de cooperación por nuestra parte, pues de lo contrario no sería una oportunidad abierta.
(2) Francisco de Asís
habla a Inocencio III (en Castellano) sobre una Iglesia
adulterada (en Inglés)
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Lección sobre el sacramento de la
Reconciliación
DE NUESTROS ARCHIVOS: 13 de Abril de 2010
De (Sr.) KD @ US
En relación con vuestra afirmación publicada el 11 de abril
(1): La
mayoría de los fieles no se dan cuenta de que a través del Sacramento de la Reconciliación los
pecados son perdonados pero, además de la penitencia simbólica impuesta por el confesor,
todavía hay una “factura debida” a Dios como castigo/consecuencia por nuestros
pecados.
Por favor, decidnos qué queréis decir con “todavía hay una ‘factura debida’ a Dios como castigo/consecuencia por nuestros pecados”.
Si el penitente recibe el perdón completo de los pecados y el castigo, ¿qué ‘factura’ podría deberse todavía?
Gracias por responder a mi pregunta.
(Sr.) KD
Por favor, decidnos qué queréis decir con “todavía hay una ‘factura debida’ a Dios como castigo/consecuencia por nuestros pecados”.
Si el penitente recibe el perdón completo de los pecados y el castigo, ¿qué ‘factura’ podría deberse todavía?
Gracias por responder a mi pregunta.
(Sr.) KD
Respuesta
Empecemos por el principio... ¿Qué dice el Catecismo (2) sobre el Sacramento de la Reconciliación?
Satisfacción
1459 Muchos pecados causan daño al prójimo. Es preciso hacer lo posible para repararlo (por ejemplo, restituir las cosas robadas, restablecer la reputación del que ha sido calumniado, compensar las heridas). La simple justicia exige esto. Pero además el pecado hiere y debilita al pecador mismo, así como sus relaciones con Dios y con el prójimo. La absolución quita el pecado, pero no remedia todos los desórdenes que el pecado causó. Liberado del pecado, el pecador debe todavía recobrar la plena salud espiritual. Por tanto, debe hacer algo más para reparar sus pecados: debe “satisfacer” de manera apropiada o “expiar” sus pecados. Esta satisfacción se llama también “penitencia”.
Las penas del pecado
1472 Para entender esta doctrina y esta práctica de la Iglesia es preciso recordar que el pecado tiene una doble consecuencia. El pecado grave nos priva de la comunión con Dios y por ello nos hace incapaces de la vida eterna, cuya privación se llama la “pena eterna” del pecado. Por otra parte, todo pecado, incluso venial, entraña apego desordenado a las criaturas que es necesario purificar, sea aquí abajo, sea después de la muerte, en el estado que se llama Purgatorio. Esta purificación libera de lo que se llama la “pena temporal” del pecado. Estas dos penas no deben ser concebidas como una especie de venganza, infligida por Dios desde el exterior, sino como algo que brota de la naturaleza misma del pecado. Una conversión que procede de una ferviente caridad puede llegar a la total purificación del pecador, de modo que no subsistiría ninguna pena.
1473 El perdón del pecado y la restauración de la comunión con Dios entrañan la remisión de las penas eternas del pecado. Pero las penas temporales del pecado permanecen. El cristiano debe esforzarse, soportando pacientemente los sufrimientos y las pruebas de toda clase y, llegado el día, enfrentándose serenamente con la muerte, por aceptar como una gracia estas penas temporales del pecado; debe aplicarse, tanto mediante las obras de misericordia y de caridad, como mediante la oración y las distintas prácticas de penitencia, a despojarse completamente del “hombre viejo” y a revestirse del “hombre nuevo”.
1459 Muchos pecados causan daño al prójimo. Es preciso hacer lo posible para repararlo (por ejemplo, restituir las cosas robadas, restablecer la reputación del que ha sido calumniado, compensar las heridas). La simple justicia exige esto. Pero además el pecado hiere y debilita al pecador mismo, así como sus relaciones con Dios y con el prójimo. La absolución quita el pecado, pero no remedia todos los desórdenes que el pecado causó. Liberado del pecado, el pecador debe todavía recobrar la plena salud espiritual. Por tanto, debe hacer algo más para reparar sus pecados: debe “satisfacer” de manera apropiada o “expiar” sus pecados. Esta satisfacción se llama también “penitencia”.
Las penas del pecado
1472 Para entender esta doctrina y esta práctica de la Iglesia es preciso recordar que el pecado tiene una doble consecuencia. El pecado grave nos priva de la comunión con Dios y por ello nos hace incapaces de la vida eterna, cuya privación se llama la “pena eterna” del pecado. Por otra parte, todo pecado, incluso venial, entraña apego desordenado a las criaturas que es necesario purificar, sea aquí abajo, sea después de la muerte, en el estado que se llama Purgatorio. Esta purificación libera de lo que se llama la “pena temporal” del pecado. Estas dos penas no deben ser concebidas como una especie de venganza, infligida por Dios desde el exterior, sino como algo que brota de la naturaleza misma del pecado. Una conversión que procede de una ferviente caridad puede llegar a la total purificación del pecador, de modo que no subsistiría ninguna pena.
1473 El perdón del pecado y la restauración de la comunión con Dios entrañan la remisión de las penas eternas del pecado. Pero las penas temporales del pecado permanecen. El cristiano debe esforzarse, soportando pacientemente los sufrimientos y las pruebas de toda clase y, llegado el día, enfrentándose serenamente con la muerte, por aceptar como una gracia estas penas temporales del pecado; debe aplicarse, tanto mediante las obras de misericordia y de caridad, como mediante la oración y las distintas prácticas de penitencia, a despojarse completamente del “hombre viejo” y a revestirse del “hombre nuevo”.
Con todo esto “dicho y hecho” debemos darnos cuenta de que el proverbial par de padrenuestros y avemarías que el confesor suele dar como penitencia difícilmente “remediará todos los desórdenes que el pecado ha causado”. Sólo una efusión sin precedentes de la Misericordia Divina podría convertir dicha “penitencia” en una “total purificación del pecador, de modo que no subsistiría ningún castigo”.
A esa efusión sin precedentes de Misericordia se refería precisamente Jesús cuando prometió: En ese día (Fiesta de la Misericordia) se abren las mismas profundidades de Mi tierna misericordia. Derramaré todo un océano de gracias sobre las almas que se acerquen a la fuente de Mi misericordia. El alma que se confiese y comulgue obtendrá el perdón completo de los pecados y de las penas. (3)
¿Por qué haría Jesús un ofrecimiento tan extraordinario con tanta “pompa y ceremonia” cuando el ya mencionado “par de padrenuestros y avemarías” que suele dar como penitencia el confesor seguramente había remediado todos los desórdenes que nuestros pecados han causado?
Ahora sí, podemos considerar esto como un “Caso Cerrado”, pero no lo haremos en beneficio de los Fieles.
Alejémonos de la jerga legalista del Catecismo y obtengamos las respuestas directamente del Cielo.
A. El 13 de mayo de 1917, cuando Lucía preguntó a la Santísima Siempre Virgen (SSV) María si Francisco también iría al Cielo, Ella respondió: “Él también irá, pero debe rezar muchos Rosarios.”
Aquel niño era casi angelical antes de las Apariciones, pero incluso en aquel momento de su vida —para ir directamente al Cielo— tenía que rezar muchos Rosarios.
B. ¿Cuál es la promesa de la SSV María respecto a la devoción de los Primeros Sábados (4) de Reparación?
Prometo ayudar en la hora de la muerte, con las gracias necesarias para la salvación y la liberación del Purgatorio el primer sábado después de la muerte del Fiel.
C. ¿Qué le dijo Jesús al ladrón crucificado junto a Él?
¿Por qué? Porque el ladrón había dicho:
¿Ni aun temes tú a Dios, estando en pleno suplicio? Y
nosotros, con justicia; porque recibimos lo merecido por lo que hemos hecho; pero Éste no hizo
nada malo. [Lucas
23:40-42]
El ladrón: (a) Asumió su brutal castigo como merecido; (b) Reconoció a Jesús como un hombre justo y bueno; y (b) Creyó que Jesús era realmente el Mesías – el Rey del Reino de Dios.
Una efusión de la Divina Misericordia catapultó a ese hombre malvado al Cielo sin detenerse en el Purgatorio. Tengan en cuenta que el Sacramento de la Reconciliación estaba muy lejos de existir en la todavía inexistente Iglesia.
Inclinémonos ante la magnificencia y magnanimidad de nuestro Señor y Dios cuya Misericordia, para el alma verdaderamente contrita, no conoce límites.
(1) Todas las entradas de
abril 2010 (en Inglés)
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Por qué nuestra colaboración para el perdón de los
pecados no hace incompleto el Sacrificio de Jesús
Por qué las obras de piedad
no son inútiles
Parte 1
El razonamiento de algunos es que, si alguna acción por nuestra parte aportase un beneficio para el perdón de nuestros pecados, eso equivaldría a declarar que “el sacrificio de Jesús en la Cruz no habría sido perfecto”. ¿Es correcto este razonamiento?
Antecedentes
Esta pregunta puede resultar muy extraña entre la mayoría de los católicos (romanos y ortodoxos), que ni siquiera se la plantean, pero es una cuestión que la mayoría de los seguidores de Lutero (simplificando, “protestantes”) consideran de suma importancia. Está relacionada con el principio de “Sola Fide” (Salvación sólo por la fe) que muchos defienden.
Intentaremos responderla con la intención de que cualquier cristiano (y también los no cristianos que no encuentran coherencia en la Fe Cristiana tal y como la predican muchos) pueda sacar provecho de la reflexión, independientemente de la confesión particular del lector, y sin recurrir a ninguna autoridad salvo la del propio Jesús.
Pregunta
¿Verdadero o Falso? – “Ninguna acción por nuestra parte puede añadir algo para el perdón de nuestros pecados porque el Sacrificio de Jesús es perfecto” – En otras palabras, “las obras de piedad son inútiles”
Respuesta
Hay muchos enfoques posibles para responder a esa pregunta – una pregunta que, dentro de muchas variaciones diferentes, ha causado y sigue causando acaloradas luchas dialécticas entre los cristianos desde Lutero. Aquí sólo abordaremos la pregunta en la forma exacta en que la hemos reproducido más arriba.
Dejaremos que nuestro Señor Jesucristo mismo responda a la pregunta de manera concluyente con Sus propias instrucciones directas.
Jesús nos enseñó la oración que conocemos como “El Padre Nuestro”, que contiene esta línea:
“Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a
los que nos ofenden.”
Esta petición no es superflua, nos aporta un beneficio: el beneficio de atraer hacia nosotros la Misericordia de Dios para que nuestros pecados sean perdonados. Si fuera una petición superflua, Él no nos la habría enseñado como parte del Padre Nuestro.
La recomendación implicada por Jesús es ofrecer el Padrenuestro diariamente, como mínimo (“danos el pan de cada día”). No es una oración que se ofrezca el día del bautismo y luego se deje de pedir. Así, la recitación frecuente del Padrenuestro es una afirmación de que la línea específica “perdona nuestras ofensas” nos proporciona un beneficio concreto que es bueno pedir constantemente.
Ahora, el hecho clave: Rezar es un acto de fe. No es simplemente “tener fe”, es un acto de fe. Rezar el Padrenuestro es un acto de fe enseñado por Jesús mismo. Por lo tanto, hay al menos una obra de piedad que sí añade beneficio en relación al perdón de los pecados: el rezo del Padrenuestro. Y no sólo eso. Es una obra de piedad que Jesús nos recomienda repetir diariamente.
¿Son inútiles las obras de piedad? ¿No pueden las obras de piedad añadir un beneficio para el perdón de los pecados en el camino de la Salvación? La respuesta es clara: Con sólo la instrucción de Jesús sobre el Padrenuestro, tal proposición es demolida – directamente por Él, sin necesidad de interpretar a Jesús a través de San Pablo u otros mediadores.
¿Salvación sólo por la fe? Si uno de los propósitos del principio de “salvación sólo por la fe” es concluir que las obras de piedad son inútiles, quienes predican esa conclusión deberían revisar por qué rezan el Padre Nuestro, que es una obra de piedad recomendada por Jesús en relación con el perdón de los pecados.
Entonces, puesto que hay al menos una obra de piedad que añade beneficio en relación al perdón de los pecados —y esto no puede ser negado porque sería negar la finalidad del Padre Nuestro—, ¿por qué habríamos de cerrarnos a la posibilidad de más obras de piedad?
Parte 2
¿Significa esto que el sacrificio de Jesús es imperfecto? ¡Por supuesto que no! Pero, ¿cómo es posible? ¿No significaría eso que a Su sacrificio le faltaría algo?
[Publicaremos esta parte en un próximo número de Para vuestra Información y Referencia, si Dios quiere]
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El Pentágono estudia la creación de “organismos
sintéticos” inmortales
DE NUESTROS ARCHIVOS: 16 de Octubre de 2010
¿Sabía usted que... el Pentágono está estudiando la creación de “Organismos Sintéticos” inmortales, con un interruptor de molecular de “autodestrucción de emergencia” incluido? (1)
La rama científica del Pentágono podría haber ideado su proyecto más radical hasta la fecha.
DARPA [Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa] pretende reescribir las leyes
de la evolución en beneficio de los militares, creando “organismos sintéticos” que puedan
vivir eternamente, o que puedan morir con sólo pulsar un interruptor molecular.
Como parte de su presupuesto para el próximo año, DARPA está invirtiendo 6 millones de dólares en un proyecto llamado BioDesign, con el objetivo de eliminar “la aleatoriedad del avance evolutivo natural”. El plan reuniría los últimos conocimientos en biotecnología para dar con criaturas vivas diseñadas genéticamente para “producir el efecto biológico deseado”. DARPA quiere que los organismos se fortifiquen con moléculas que refuercen la resistencia celular a la muerte, de modo que los monstruos de laboratorio puedan “programarse en última instancia para vivir indefinidamente”.
Por supuesto, DARPA tiene que evitar que la super-especie se deje influir para hacer el trabajo del enemigo, así que codificará la lealtad directamente en el ADN, desarrollando cerraduras programadas genéticamente para crear células “a prueba de manipulaciones”. Además, el organismo sintético será rastreable, utilizando algún tipo de manipulación del ADN, “similar al número de serie de una pistola”. Y si eso no funciona, no se preocupe. En caso de que el plan de DARPA se tuerza terriblemente, también han incluido un interruptor de emergencia final codificado genéticamente.
Como parte de su presupuesto para el próximo año, DARPA está invirtiendo 6 millones de dólares en un proyecto llamado BioDesign, con el objetivo de eliminar “la aleatoriedad del avance evolutivo natural”. El plan reuniría los últimos conocimientos en biotecnología para dar con criaturas vivas diseñadas genéticamente para “producir el efecto biológico deseado”. DARPA quiere que los organismos se fortifiquen con moléculas que refuercen la resistencia celular a la muerte, de modo que los monstruos de laboratorio puedan “programarse en última instancia para vivir indefinidamente”.
Por supuesto, DARPA tiene que evitar que la super-especie se deje influir para hacer el trabajo del enemigo, así que codificará la lealtad directamente en el ADN, desarrollando cerraduras programadas genéticamente para crear células “a prueba de manipulaciones”. Además, el organismo sintético será rastreable, utilizando algún tipo de manipulación del ADN, “similar al número de serie de una pistola”. Y si eso no funciona, no se preocupe. En caso de que el plan de DARPA se tuerza terriblemente, también han incluido un interruptor de emergencia final codificado genéticamente.
Comentario de The M+G+R Foundation: Alguien tiene que decir a nuestros “científicos locos” que el interruptor asesino genéticamente codificado no es idea suya. Dios lo pensó primero y nosotros estamos equipados con él. A saber:
Por tanto, esto dice Yahvé del rey de Asiria: “No entrará en
esta ciudad, ni disparará allí saeta: no avanzará contra ella con escudo, ni la rodeará de
baluartes. Por el camino que vino se volverá, y no entrará en esta ciudad.” Oráculo de
Yahvé. Yo protegeré esta ciudad para salvarla, por mi propia causa, y por amor a mi siervo
David.”
Y salió el ángel de Yahvé, e hirió en el campamento de los asirios ciento ochenta y cinco mil hombres. Y a la hora de levantarse, al amanecer, he aquí que todos ellos eran cadáveres. Entonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, se puso en marcha y se volvió a Nínive, donde habitó. [Isaías 37:33-36]
Y salió el ángel de Yahvé, e hirió en el campamento de los asirios ciento ochenta y cinco mil hombres. Y a la hora de levantarse, al amanecer, he aquí que todos ellos eran cadáveres. Entonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, se puso en marcha y se volvió a Nínive, donde habitó. [Isaías 37:33-36]
Ah, perdón... se nos olvidaba, los “científicos locos” y los líderes poderosos no creen en Dios – y según su no-Biblia, si uno no cree en Dios, está fuera de su alcance.
(1)
Fuente
de la noticia (en Inglés)
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