INTRODUCCIÓN
Añadida el 25 de Noviembre de 2002
Con el tiempo estas apariciones resultaron en la famosa y verdadera Medalla Milagrosa y en muchas conversiones.
Ahora que el mundo está siendo preparado para la desvastadora y final guerra debemos ser compasivos con nuestra Madre Celestial por el martirio espiritual que Ella está soportando mientras es testigo de las consequencias de nuestra desobediencia a Sus peticiones.
Por favor, leed este documento en espiritu de oración y honradla con vuestra obediente respuesta. Ella no necesita flores ni velas; no necesita otra Capilla, Iglesia ni Catedral; lo que necesita, y quiere, es nuestra obediencia y completa sumisión a Sus peticiones que pueden resumirse así: Volved..., volved al Evangelio de Mi Hijo Jesucristo.
Resulta irónico ver que las Profecías Divinas transmitidas por la Virgen María, a través de dos apariciones que todavía no están aprobadas por el Vaticano, se han cumplido contundentemente por medio de los muchos escándalos que ahora envuelven a la Iglesia Católica Romana a escala global.
En Sus apariciones como Rosa Mystica (Italia 1947 y 1966) Ella afirmó:
Pierina, la vidente, preguntó si habría un milagro. Nuestra Señora contestó:
El milagro más evidente será este: Aquellos que han dado sus almas a Dios - los religiosos que durante largo tiempo se han hecho indiferentes traicionando así su vocación y que como resultado de sus ofensas han atraído los castigos y persecuciones que están rugiendo contra la Iglesia en el presente - dejarán de ofender a Nuestro Señor. De nuevo, llevarán una vida coherente con el espíritu original de sus santos fundadores.
En Sus apariciones en San Sebastián de Garabandal, en España, (1961 - 1965) Ella dijo, por mediación del Arcángel San Miguel, que:
Si le pedís perdón con vuestras almas sinceras Él os perdonará. Yo, Vuestra Madre, por intercesión del Ángel San Miguel, os quiero decir que os enmendéis. Ya estáis en los últimos avisos. Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación; pedidnos sinceramente y nosotros os lo daremos, debéis sacrificaros más; pensad en la pasión de Jesús.
Es irónico - pero muy típico - que el Vaticano no haya aprobado estas dos apariciones, y sin embargo el comportamiento de los líderes de la Iglesia les ha dado un sello de aprobación.
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