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Transcripción

Haber sido rojo o simpatizante comunista en la juventud no era óbice para escalar puestos en la Administración, máxima si se manifestaba un oportuno arrepentimiento o cierta predisposición amistosa hacia los nazis, como expresaron Philby y Burgess.

De los espías conocidos, es Kim Philby el más precoz y delicado. Pese a pertenecer a los clubs socialistas de Cambridge, nunca destacó en ellos y su tartamudez le ayudó a permanecer en la oscuridad.

En sus memorias, Philby pretende haber sido reclutado en Viena, aunque tal vez lo hace para proteger a su contacto en Cambridge: Blunt Burgess u otro aún en el anonimato. En cualquier caso, nada más conseguir el diploma en Historia partió a Viena, donde desempeñaría importantes misiones para sus amigos soviéticos.

Philby ya conocía Viena, pues había pasado allí parte de sus vacaciones de verano e 1931 y 1932, en las que también visitó Francia y Alemania. La visión del crecimiento del poder nazi contribuyó probablemente a su decisión final de trabajar para el comunismo.

En el verano de 1933, cuando llega a Austria, se encuentra con un país gobernado por el [conservador y fascisitante Dollfuss. Dollfuss está enfrentado a socialdemócratas y nazis. Y, aconsejado por Mussolini, ha decidido acabar primero con los socialdemócratas y luego con los nazis.]


[Reproducción del recuadro:]



Pie de foto 1 - Harry St. John Philby con un jeque árabe

Pie de foto 2 - Kim Philby en los años treinta

Pie de foto 3 - Grupo de la Sociedad de los Apóstoles, entre cuyos miembros figuraron Philby, Burgess, Maclean y Blunt, que en esta foto es el primero por la izquierda, sentado en el suelo

Revista Historia 16

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